Acabando con el estigma: usar insulina no es fracasar


 2022-07-08

Nota del editor: Las personas que se administran insulina requieren fuentes de insulina económicas y predecibles en todo momento. Si tú o un ser querido tienen dificultades para pagar o tener acceso a la insulina, visita es.getInsulin.org.


Con frecuencia, las personas con diabetes tipo 2 se ven estigmatizadas y estereotipadas, lo que crea barreras en la atención médica. Una de esas barreras para la comunidad de diabetes tipo 2 es el estigma que rodea al uso de la insulina.

Existe la idea errónea de que usar insulina es el último recurso para las personas con diabetes tipo 2 o que si necesitas insulina, es culpa tuya. Estos estigmas son dañinos. Crean temores para las personas que viven con diabetes tipo 2, lo que impide que demasiadas personas reciban el tratamiento que necesitan no solo para sobrevivir sino también para prosperar con diabetes.

En esta entrevista, la gerente de contenido de BT2, Liz Kopco, comparte su experiencia y explica por qué es importante abordar y desmantelar estos estigmas.

Esta entrevista ha sido editada por motivos de extensión y claridad.

Mi diagnóstico fue accidental

He estado viviendo con diabetes tipo 2 desde 2014. Siempre me ha gustado hacer ejercicio, pero un día me ejercité tanto que me desmayé y me golpeé la cabeza contra la mesa del comedor. Fui al médico para asegurarme de que no tenía una conmoción cerebral. Cuando me hizo análisis de sangre, se dio cuenta de que tenía prediabetes. Me recetó metformina inmediatamente y me indicó que hiciera cambios en mi estilo de vida.

Me reuní con una educadora en diabetes y ella me mostró cómo inyectarme insulina. Yo estaba confundida porque pensé que no necesitaba insulina ya que tenía “prediabetes”, pero ella me dijo que tenía “diabetes tipo 2 en toda regla”. Escucharlo fue impactante y me eché a llorar.

Antes de eso nadie me dijo que había progresado a diabetes tipo 2.

La insulina no era para mí

Crecí viendo a mi mamá inyectarse insulina antes de las comidas, por lo que sabía cómo era el manejo de la diabetes y cómo podía variar. Sin embargo, no me daba cuenta de que tenía muchos conceptos erróneos sobre el manejo de la diabetes hasta que me diagnosticaron.

Siempre pensé que usar insulina para la diabetes tipo 2 era el último recurso, que era algo que debías administrarte una vez que la afección progresaba hasta cierto punto.

Acepté la realidad del uso de insulina… con el tiempo

Antes de mi diagnóstico, pensaba: todas las personas con diabetes tipo 2 reciben terapia con insulina en algún momento porque la enfermedad empeora, ya sea que te esfuerces o no. Empezar la terapia con insulina significa que fallaste. ¡Aunque intentes hacer ejercicio y comer más sano, nada funciona y terminas teniendo que usar insulina!

Después de que me diagnosticaron y me recetaron diferentes medicamentos, me sentí aliviada cuando me enteré de que esto no era cierto. No todos usan la terapia con insulina para la diabetes tipo 2, pero es una herramienta que todos deben tener como opción para el manejo.

Cómo comencé a usar insulina

Después de años de administrarme medicamentos orales, mi A1c no disminuía, por lo que mi endocrinólogo me recomendó que comenzara la terapia con insulina. Se me cayó el alma.

Me sentí muy derrotada porque tenía la idea errónea de que usar insulina significaba que había fracasado. No quería ser estereotipada como una persona perezosa o sin éxito o como alguien que no se toma en serio su salud. Desafortunadamente, tenía muchos de los mismos prejuicios sobre mí misma en ese momento que escuchaba de la sociedad.

Intenté todo lo posible para evitar tener que administrarme insulina al principio. Hice ejercicio, corrí medios maratones, comí sano, traté de ser vegana y vegetariana y exploré todas las dietas de moda que se te puedan ocurrir. Pero mi A1c no cedía.

Con el tiempo, comencé a tener otra mentalidad sobre el uso de la insulina y mi cuerpo. Para aceptar que ahora tenía que usar insulina para manejar mi diabetes, cambié mi mentalidad sobre lo que significaba usarla.

Me pregunté: ¿Qué significa realmente usar insulina? Pensé en mi cuerpo como un automóvil. No le haces sentir vergüenza a un auto por necesitar un cambio de aceite. No le haces sentir vergüenza a un auto cuando se descompone y necesita una pieza nueva. Pero se lo hacemos a nuestros cuerpos porque hay muchos sentimientos involucrados en el manejo de la diabetes. Es una enfermedad muy personal.

Insulina intermitente

Una vez que comencé a usar insulina de forma rutinaria, evité los picos de glucosa (azúcar) en sangre, mejoré mi A1c y el tiempo en rango, y mis niveles de energía aumentaron. ¿Quién hubiera pensado que darle a mi cuerpo lo que necesita me ayudaría a sentirme mejor físicamente y estar más saludable?

Usar insulina me hizo sentir mejor, pero seguía decidida a dejar el medicamento y manejar mi diabetes solo con cambios en el estilo de vida.

Lo más difícil de vivir con diabetes es encontrar lo que funciona para ti. Se trata de prueba y error. Encontré una combinación de medicamentos que me ayudaron a sentirme mejor para poder hacer ejercicio y comer lo que quisiera. Un año después, me quitaron la insulina porque mis cifras estaban muy bien.

Estaba muy orgullosa de haber podido dejar la insulina y mantuve todos mis otros medicamentos y estilo de vida. Pero con el tiempo noté que mis cifras comenzaron a subir un poco. En mi caso, el estrés afecta mucho mis niveles de glucosa.

A finales de 2020, sabía que volvía a necesitar más ayuda. Debido a los nuevos factores estresantes y los cambios en el estilo de vida que enfrentaba en conjunto con el resto del mundo, pedí que me volvieran a recetar insulina porque sabía que mi calidad de vida mejoraría.

“¿Diabetes tipo 2 e insulina? ¡Guau, eso debe ser muy malo!”

En su mayor parte, conocía los estigmas y los conceptos erróneos que rodean a la diabetes debido a experiencias personales, pero nunca me atacaron personalmente hasta que me hicieron mi primera cirugía.

Estaba acostada en una cama de hospital mientras muchos médicos a mi alrededor me preparaban. Entraban y salían de mi habitación para explicarme el procedimiento. Cuando entró uno de los anestesiólogos, ella me dijo: “Ah, veo que te administras insulina. ¿Qué tipo de diabetes tienes?” Le dije que tenía diabetes tipo 2 y nunca podré olvidar escucharla decir: “¿Diabetes tipo 2 e insulina? ¡Guau, eso debe ser muy malo!”

Ya estaba nerviosa por la cirugía, y no puedo comenzar a explicar la capa de terror que ella agregó a mi experiencia haciéndome sentir avergonzada justo antes de que me durmiera para el procedimiento.

Para mí, esta experiencia resaltó la importancia del lenguaje: ya sea que vivas con diabetes o no, es fundamental ser consciente y recordar que la forma en que hablas con las personas es importante. (¡Los modales también importan!)

Las personas con diabetes tipo 2 necesitan el apoyo de las personas con diabetes tipo 1, sus médicos y el público en general. No hablamos lo suficiente de eso ni de la variedad de estigmas que enfrentamos.

Nadie hace sentir avergonzado a alguien con un brazo roto por necesitar un yeso. Nadie hace sentir avergonzado a un paciente con cáncer por necesitar quimioterapia. Nadie, incluyéndonos a nosotros mismos, deber hacer sentir avergonzadas a las personas con diabetes tipo 2 por necesitar insulina.


El contenido educativo relacionado con las plataformas de manejo de la diabetes para la diabetes tipo 2 es posible gracias al apoyo de Lilly Diabetes.

ESCRITO POR Liz Cambron-Kopco, PUBLICADO 07/08/22, UPDATED 10/25/22

Liz vive con diabetes tipo 2 desde 2014, pero creció rodeada de ella como mexicana-americana de primera generación. Liz persiguió un doctorado en biología molecular y pasó los primeros años de su carrera estudiando la señalización de la insulina en invertebrados para entender cómo funcionan los pequeños cuerpos de los insectos. Además de abogar por las mujeres y las niñas en STEM, Liz comparte su viaje personal con la diabetes en sus plataformas en redes sociales para ayudar a enseñar a la gente a convertirse en sus propios defensores. Su pasión por la abogacía la llevó a unirse al equipo de Beyond Type 1. Cuando no está trabajando en ello, Liz disfruta del senderismo con su marido y su cachorro Burberry, mezcla de terrier y schnauzer.