Mejores decisiones, mejores datos: mi historia con FSL


 2021-07-01

En 2016 fui diagnosticada con diabetes tipo 2, fue un momento de miedo, enojo, tristeza pero sobre todo impotencia. La impotencia que viene de la ignorancia. En mi familia no hay nadie que viva con diabetes, no tengo amigos cercanos con ella y por lo tanto no sabía nada al respecto, me dolió mucho no saber cuál sería el siguiente paso. Así que, me acompañé de expertos y comencé a leer al respecto, cambie hábitos y comencé una vida mucho más saludable, fue impresionante lo rápido que comencé a ver los cambios, me sentía mejor, me veía mejor y todo pintaba que así seguiría.

Dentro de tanta lectura e investigación que hice, un día encontré un artículo que hablaba sobre la “Utopía Diabética” en pocas palabras se refería a que la persona diagnosticada con diabetes Tipo 2 comienza a hacer cambios que lo hacen sentirse mejor y manejar sus niveles de glucosa, con el sentirte bien llega el pensamiento de haberte curado, o que en realidad nunca tuviste esa enfermedad.  Recuerdo haberlo leído y pensar que eso no podía pasar, la diabetes no se cura, solo se controla, pero me pasó más rápido de lo que pensé. Al hacer cambios comencé a bajar de peso a ser más activa y comencé mi camino a la Utopía Diabética, poco a poco fui saliéndome del camino e ignorando algunos síntomas que yo ya conocía, a veces llegaba a mi cabeza una alarma pero le ponía un posponer imaginario, “no pasa nada, mañana ya me porto bien”. Llegó el momento que ya no pude posponer, una secuencia de eventos desafortunados, empezando con el ignorar las señales y terminando con el COVID me mandaron al hospital por una Cetoacidosis, término que yo no había escuchado jamás y me puso al borde de la muerte.

Promesas a mi misma:  nunca más

Al salir del hospital tenía la gran promesa y compromiso de revertir esta situación, el primer paso fue aceptar que no podía hacer esto sola, necesite mucha ayuda y la sigo necesitando, y fue un paso muy difícil de aceptar. Hay muchos estigmas alrededor de la diabetes, uno de ellos es pensar que la diabetes es algo que te buscas y que por ende debes de asumir las consecuencias por tu cuenta, esto te frena para poder hablar sobre el tema y que la gente que te quiere te pueda ayudar, pero en mi experiencia necesitas una red de apoyo, que te ayude a informarte, a cuidarte, monitorearte y sobre todo recordarte porqué debes de estar sano.

Tengo grandes aliados que me ayudaron y después de 2 meses de una cetoacidosis grave dejé de usar insulina y mi control lo llevo con alimentación y tratamiento médico. 

En estos meses de recuperación he aprendido mucho sobre la diabetes, pero más importante, he aprendido sobre mi cuerpo. El conocimiento es poder y en el caso de la diabetes no es la excepción, cada diabetes es única, por eso debes de conocer cómo funciona tu cuerpo en todo momento para poder controlarla lo más posible.

Tanto mi Educadora en diabetes y la médica internista me recomendaron el uso de Freestyle, y gracias a amigas y familiares que son mi red de apoyo más grande usé el primero. Moría de miedo al ponérmelo, pero en realidad no se siente nada, duele más los pinchazos diarios de la medición de glucosa que el instalar el sensor, el cual por 14 días monitorea tus niveles de glucosa las 24 horas.

Mejores datos, mejores decisiones

Al principio fue un poco estresante conocer tan bien mi cuerpo. Leer las tendencias y verlo en gráficas, pero nos dio información muy importante para hacer cambios y sobre todo para sentirme en control de la diabetes y no sentir que la diabetes me controla a mi. 

Si fuera por mí, traería un sensor freestyle todo el tiempo, medir cómo impacta lo que comes, lo que haces e incluso lo que sientes en tu glucosa te da el poder de tomar decisiones a tiempo. 

Por ejemplo, yo no sabía que, al despertarme, mi cuerpo sin tener alimentos comienza a elevar la glucosa por cuestiones hormonales, por lo tanto, tuve que modificar las cantidades de carbohidratos en el desayuno para así poder manejar la glucosa el resto del día.

Sentirme en control

El tener tanta información llevó a un cambio no solo en mis niveles de glucosa, mi dieta y mis hábitos, me llevó a sentirme en control, a cambiar mi percepción sobre mi diabetes, a saber, que es algo no define quien fui, soy, ni seré, pero es una gran oportunidad de cuidarme y quererme mucho más. 

Hoy llevo orgullosamente mi sensor, me gusta que me pregunten qué es y que se den cuenta que me cuido y que sé cómo hacerlo. Me gusta pensar que es una señal para decirle a las personas que van por la calle con la alarma sonando en su cabeza y dándole posponer que es momento de atenderla, que tenemos muchas herramientas para hacerlo, y muchas personas que no los juzgarán y brindarán ayuda. Yo no la escondo, al contrario, bromeó diciendo que me sacaron de la tienda sin pagar.

Mientras más abiertos seamos a hablar sobre el tema, dando información y ofreciendo apoyo podremos llegar a más personas y evitar que, como muchos de nosotros, tengan alguna consecuencia grave por la diabetes.

¡Compartan conocimiento!

 

ESCRITO POR Matilde Gómez-Revilla Rosas., PUBLICADO 07/01/21, UPDATED 03/30/23

Mati vive con diabetes tipo 2 desde el 2016. Es madre, Mercadologa, Maestra y Terapeuta Holístico