La educación en diabetes ayudó a este veterano a alcanzar sus metas de diabetes tipo 2
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Garrett Reynolds es un sargento de artillería retirado del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos. Diagnosticado con diabetes tipo 2 en 2014, Garrett utilizó las habilidades de autodisciplina que desarrolló durante su servicio para tomar medidas y controlar su enfermedad. Al desarrollar hábitos positivos y sumergirse en la educación para el autocontrol de la diabetes, ha encontrado una manera de vivir para convertirse en su ser más saludable. Garrett ahora usa su voz para hablar sobre vivir con diabetes tipo 2 y cómo las personas con esta condición pueden empoderarse a través de la educación en diabetes.
¿Cuándo te diagnosticaron diabetes tipo 2? ¿Experimentaste alguno de los síntomas habituales?
Me diagnosticaron en junio de 2014. Tenía todos los síntomas: mis ojos empezaban a ponerse borrosos; orinaba muy seguido y temblaba. Para ser sincero, al principio pensé que era un problema con mi colon porque no entendía por qué tenía que usar tanto el baño. Iba al baño unas 20 veces. Debido a lo que estaba sucediendo, probablemente tuve diabetes durante un año y ni siquiera lo sabía.
Ni siquiera podía ir al cine y ver toda la película o sentarme a cenar sin tener que excusarme para ir al baño. Mi esposa y yo decidimos que tenía que ir a cuidados posteriores para que me revisaran.
En cuidado posterior, una enfermera me preguntó si tenía diabetes, a lo que respondí que no e insistí en que algo estaba mal en mi colon. Luego me preguntó si alguna vez me habían revisado el nivel de glucosa en la sangre y mi respuesta fue que no. Cuando revisó mi nivel de glucosa (azúcar) en sangre, era de 24.3 mmol/L438 mg/dL. La enfermera me miró asustada y dijo que mi nivel de glucosa debería ser de alrededor de 5.0 mmol/L90 mg/dL, pero no lo sabía; no sabía lo que significaban 24.3 mmol/L438 mg/dL. En lugar de dejarme ir a casa, ella dijo que necesitaba ir a una sala de emergencias y recibir medicamentos de inmediato.
Mi esposa me llevó a la sala de emergencias. Después de decirle a un miembro del personal cuál era mi glucosa (azúcar) en sangre, me hicieron pasar y me dijeron que estaba en peligro de caer en coma diabético. Me conectaron a una vía intravenosa y un médico confirmó que tenía diabetes tipo 2. No me dejaron ir a casa hasta que mi nivel de azúcar en la sangre bajó a niveles seguros. Para empezar, me dieron 6 unidades de insulina. Eso no fue suficiente, así que me dieron otras 6 una hora más tarde. Aun eso no fue suficiente. Estaba a 15.6 mmol/L280 mg/dL. Se necesitó una inyección más de insulina para que bajara a un nivel con el que me dejaran ir a casa. En total, me dieron 18 unidades de insulina. Cuando me fui, me dieron una receta de 1.000 mg de metformina. Ese día, recuerdo estar un poco cansado, fatigado y un poco asustado. Este fue un evento que me cambió la vida. Más tarde, descubrí que mi A1c era 14,6 que, según ellos, estaba literalmente fuera del esquema. Su esquema solo llegaba a 12. Era cómico en un sentido y aterrador en otro.
¿Qué factores de riesgo crees que tuvieron un papel en tu diagnóstico?
La forma en que comía. Aunque hacía ejercicio, corría y levantaba pesas, pensé que no sería un problema para mí comer lo que quisiera. Estaba en negación sobre comer bien. Entonces, cuando me diagnosticaron diabetes, comencé a aprender sobre carbohidratos, proteínas y grasas. Empecé a tomar clases de inmediato. Fui al hospital y hablé con un educador en diabetes, y comencé a ir a clases de educación sobre diabetes. Quería leer tanta literatura como pudiera y educarme rápidamente porque me di cuenta de que se trataba de una situación de vida o muerte. Esto era algo que debía ser tomado muy en serio.
¿El diagnóstico fue una sorpresa? ¿Hay diabetes en tu familia?
No, no hay diabetes en mi familia. Estaba avergonzado cuando me diagnosticaron. Pensé: “Rayos, no puedo creer que me diagnosticaron diabetes”. Es algo que escuchaba que la gente tenía y existe el estereotipo de cómo se ve una persona con diabetes. Me preguntaba: “¿Por qué me está pasando esto a mí?”. Tuve que comprender lo que estaba ocurriendo: cuál era el diagnóstico, qué tenía que hacer para cambiar mi estilo de vida y cómo mi decisión iba a afectar no solo a mi vida sino la vida de mi familia y amigos. Durante los primeros meses, estuve en negación y no le conté a nadie sobre mi diagnóstico. No quería que nadie lo supiera. Pero ahora, soy más abierto.
Durante esos primeros meses que estuve en negación y no quería comentarle a nadie sobre mi diagnóstico, sentí que me traicionaba a mi mismo al no comer bien y no tener la educación suficiente para saber lo que estaba consumiendo. Comencé a aprender sobre alimentos y carbohidratos, planificación de comidas y leer las etiquetas de los alimentos. Vi muchos videos sobre cómo el cuerpo digiere los alimentos y los convierte en glucosa.
También pensé en perder extremidades. Cuando era joven, muchas personas con las que crecí en Chicago decían que una persona tenía “azúcar” y perdía un dedo de la mano o del pie debido a la diabetes. E incluso en la película Soul Food, por ejemplo, la abuela estaba quemando su mano sobre la estufa sin darse cuenta porque tenía diabetes. Después de eso, me dije a mi mismo que tenía que hacer un esfuerzo y seguir adelante. Esa fue mi motivación para cambiar el curso de mi vida. A pesar de que no quería que nadie supiera sobre mi diabetes al principio hoy en día soy más abierto al respecto.
¿Cómo es tu tratamiento hoy en día?
Cambié mi dieta hasta el punto en que eliminé muchos alimentos que está absolutamente bien comerlos, pero lo hice porque quiero adelantármele a esta enfermedad. Por ejemplo, solía comer mucha pasta. Pero ahora, no como tanta pasta como solía hacerlo. Solía comer carne de res, especialmente hamburguesas, pero ya no. Los mariscos son mi principal fuente de proteínas. Y así es como el 80 % de mi proteína proviene de mariscos. Ya no como hot dogs o tocino, aunque sepa muy bien. He eliminado el jarabe de maíz alto en fructosa de mi dieta. Ahora bebo más agua, si bebo un refresco, miro la etiqueta y lo bebo si tiene azúcar natural y no tiene jarabe de maíz con alto contenido de fructosa. Es malo para ti y está en casi todo. Principalmente he eliminado el alcohol de mi dieta. Puedo tomar ocasionalmente una copa de vino, pero no cerveza.
Además de metformina, estoy tomando 20 mg de simvastatina para controlar mi colesterol y 40 mg de lisinopril para mi corazón. Desde que me diagnosticaron, me he asegurado de ir a ver a mi médico y hacerme un análisis de sangre al menos cada cuatro meses. Mi médico estaba muy entusiasmado con mi progreso y dijo que había llegado muy lejos y que tenía la diabetes bajo control. Me llamó una historia de éxito porque he podido manejarla con medicamentos y mi estilo de vida.
En la conferencia TCOYD (tomando el control de tu diabetes por sus siglas en inglés) en San Diego, el Dr. Edelman quien es fundador y director de dicha organización me pidió que hablara en la sesión de clausura. Quiero ser alguien que ayude a otras personas antes de que se conviertan en personas con diabetes y que sean proactivos con respecto a la diabetes. Deberíamos alzarnos a favor de la diabetes. Ponernos de pie y decir sí, esta enfermedad afecta a muchas personas y no es nada de qué avergonzarse. Es casi como un problema de salud mental que viene con los estigmas de la diabetes.
Hay una falta de educación sobre la diabetes tipo 2 y eso es lo que necesitamos. Y la educación es lo que he elegido usar para ayudarme. Soy un gran activista de hablar sobre ello en cualquier oportunidad que tenga y no me importa compartir mi historia con nadie porque todavía estoy viviendo la historia. No es que esta historia haya terminado. Mi historia está en curso.
Mencionaste tu trabajo con los veteranos, ¿les hablas a menudo sobre este tema? ¿Cuántos veteranos con diabetes has encontrado? ¿Tienes amigos personales?
Muy buena pregunta. Hablo con veteranos todos los días. Trabajo en Camp Pendleton y soy analista principal de una compañía llamada Cold Plus. Es una empresa con sede en Fairfax, Virginia, y yo soy un empleado satélite que trabaja aquí en California. Soy el único empleado que tienen trabajando en California en este momento. Trabajo en el sitio con los marines. He estado en una base en particular en Camp Pendleton durante los últimos 14 años trabajando en conjunto con los Marines con sus sistemas de armas que emplean en el extranjero para luchar en la guerra contra el terrorismo.
Soy muy abierto sobre mi diabetes. Dejo que me hagan cualquier pregunta y no siempre me gusta comenzar la conversación, pero estoy muy dispuesto a completar las conversaciones. Alguien pregunta acerca de mi brazalete para personas con diabetes, me dice que tiene un familiar que tiene diabetes y pide más información al respecto. He hablado con varios miembros del servicio activo al respecto. También los he alentado a que reciban educación sobre la diabetes, porque la mejor educación que recibí del hospital fue en Tri-City Medical Center en Oceanside, California. Era una clase gratuita y también te dan un medidor allí.
¿Tu experiencia con los marines te ayudó a controlar tu diabetes?
La disciplina y el espíritu que aprendí mientras estaba en servicio activo me han ayudado a identificar que este es un problema que debía ser atendido. De 1986 a 1989, fui el instructor principal de entrenamiento en San Diego y solía entrenar a los reclutas que salían del bachillerato o que estaban en la universidad y querían ser marines. Fue hace mucho tiempo, hace treinta y tantos años, pero aún mantengo esa motivación y disciplina que tenía entonces. Me despierto con la misma exuberancia y motivación de querer hacer un impacto todos los días.
Entonces, esa responsabilidad que enseñamos a nuestros reclutas de ser responsables de sus acciones es la misma que tuve que vivir yo mismo. Y me dije: “Está bien Garrett, tienes que ser responsable de tus acciones y tienes que tomar esto y no dejar que esto te derrote”. Ninguno de nosotros saldrá vivo de esta vida; vamos a morir de algo en algún momento. Pero la calidad de tu vida es lo importante. ¿Por qué vives?
¿Has pensado en usar un medidor continuo de glucosa?
No. No lo he considerado. En la conferencia TCOYD, tuve la oportunidad de ver más de eso. Presentaban más de eso. Y no, en este punto, estoy bien con el pinchazo en el dedo. No ha llegado al punto de que me moleste lo suficiente como para usar un dispositivo a tiempo completo.
¿Cuáles son algunos conceptos erróneos sobre la diabetes tipo 2 que crees que tienen las personas?
Bueno, las ideas erróneas serían que las personas que tienen diabetes tipo 2 tienen sobrepeso, que son perezosas y que no se ejercitan. Creo que esos son algunos conceptos erróneos. Eres estereotipado como una persona que no vela por su propio beneficio cuando se trata de tu cuerpo. La gente asume que no te cuidas. Es por eso que estaba tan avergonzado cuando me diagnosticaron porque me estaba cuidando. Corría, hacía ejercicio, levantaba pesas, todo. Pero comía cualquier cosa que quisiera. No le daba importancia a eso porque pensé: “Voy a ir al gimnasio mañana, ¿cuál es el problema?”. No estaba pensando en que me causaría problemas porque voy a hacer ejercicio. Pero una cosa que aprendí a través de eso es que ejercitar no elimina una mala dieta.
¿Cuáles son algunas palabras de empoderamiento que tienes para nuestro público?
Educación, educación, educación. Aprende todo lo que puedas. Llega a comprender que este es un diagnóstico real que cambia la vida y que debes ser la persona que hace lo que más te conviene. Sumérgete en conocimiento sobre la diabetes. ¿Qué significa eso? Significa ir a las conferencias. Ve a la biblioteca y saca un libro sobre diabetes. Visita sitios web que hablen sobre cómo progresa esta enfermedad, cómo progresa esta afección y cómo puedes salir de ella siendo una mejor persona. Cuando subí al escenario [en TCOYD], dije que este diagnóstico fue lo mejor que me pasó. Me ha hecho más consciente de lo que como cuando antes no lo estaba.
¿Cómo vives #BeyondPowerful (Más Allá de Poderoso) con diabetes?
Yo diría que con oración. Rezo y soy cristiano, así que he infundido creencias en Dios y en nuestro creador. Mi motivación también es cuando me levanto por la mañana y me tomo la presión arterial y el azúcar y cuando mis números muestran que estoy bien, me mantiene motivado.
Mi médico me dijo que mi A1c era de 6,4 o 6,6. Para eso trabajo. No quiero traicionarme a mi mismo ni a las personas que me aman y cuidan. Y luego, ayudemos a otras personas. Por la gracia de Dios, hemos podido tener el conocimiento y la educación para mejorarnos. Nuestra generación ha sido beneficiaria de todo el conocimiento y todas las intervenciones. Ahora estamos en un punto en el que tenemos tanta educación, medicamentos e intervenciones para las personas con diabetes tipo 1 y tipo 2 que deberíamos de poder cuidar de nosotros mismos.