Mi Segunda Oportunidad
Hola, mi nombre es Luis Corona y llevo viviendo con la diabetes 11 años y fracción. En mi familia no hay nadie que viva con diabetes aunque hiciéramos una búsqueda exhaustiva. Estoy convencido de que mi diabetes la desarrolle yo solo, quiero decir, yo provoqué esta condición de vida.
Sobrepeso y poca atención en mi salud
Entre los 16 y los 18 años llegué a pesar 122 kg. Esto, obviamente era un exceso de peso y grasa en mi cuerpo y todo este daño que le ocasionaba a mi cuerpo por una vida totalmente descuidada se reflejó en mi diagnóstico de diabetes más tarde.
Fui diagnosticado con diabetes Tipo 2 los 18 años de edad, caí al hospital y apunto de morir por una falla cardiaca debido a que perdí demasiados minerales por la orina y complicaciones por tener la glucosa elevada a más de 600mg/dl.
Esta historia pude contarla y de inmediato aprendí a cuidarme. Comencé a comer, ejercitarme y conocer mi cuerpo así como a aprender sobre la diabetes. Todo gracias al apoyo de mi familia, médicos, nutriólogo y amigos.
Una segunda oportunidad
He pasado por 4 muy grandes complicaciones en mi vida con la maravillosa diabetes y mi diagnóstico no fue mi segunda oportunidad.
Siempre consideré la diabetes como un estilo de vida y jamás como una enfermedad o una complicación, pero a los 23 enfrente un gran problema. Normalmente cometemos descuidos al confiarnos en algo que se vuelve común en nuestra vida y tuve la mala decisión de creer que no ocurría nada al descuidarme en mi alimentación ya que me sentía bien.
Mis descuidos en la alimentación y en mucho más grande medida el descuido de amor a mi persona y mi vida fueron tan grandes que provoque gran descontrol de mi glucosa en muy poco tiempo al grado que desarrollé una candidiasis en mi esófago.
Los síntomas eran tan similares a una diabetes mal controlada de años; terminé en terapia intensiva 3 o 4 días. La verdad es que no puedo recordar mucho sobre los días que dure internad. Hoy se que estuve internado cerca de 10 días y que estuve a punto de morir. El diagnóstico de la candidiasis fue algo tardío, y digo tardío debido a que en 3 días me estaba acabando.
Un momento muy especial y Dios en mi vida
Gracias a Dios y los doctores descubrieron el problema y cómo solucionarlo. Pero lo más importante de todo esto es lo que ocurrió en el proceso
Aunque mis recuerdos del tiempo que estuve internado son vagos, puedo recordar claramente el momento en el que, no quiero sonar religioso ni mucho menos, me entregué a Dios. Dejé lo humano posible a los humanos y lo divino al divino. Me llenó de alivio decir que no quería morir pero si era el momento de que ocurriera estaría listo, Yo quería seguir y haría lo necesario para seguir pero si la decisión de Dios era llevarme la aceptaba con total tranquilidad. Me llené de paz en ese momento, y claro que no hubo luces celestiales, cánticos o túneles de luz blanca, tampoco una voz que respondiera, pero sí una paz que pocas veces se llega a experimentar.
Pensarás que qué clase de historia es esta sobre alguien que se rinde o se entrega, pues, aquí estoy y tú también, por una razón estás aquí, ahora, con una segunda oportunidad (o una tercera o una cuarta). Sé que aquí estamos para cumplir un propósito, una vida, una paz y felicidad.
Mi segunda oportunidad llegó cuando me entregué, vivo ahora con un amor propio inmenso, buscando mejorar, ayudarme y ayudar a quien se deje ayudar, quererme, cuidarme y así poder repartir eso a los demás y mis seres amados.
Cuídate mucho, pero creo que es más importante amarte mucho. Recuerda que tú eres tu prioridad, eres tu universo. Estando bien tú repartirás bienestar a los demás.
Esto fue mi segunda oportunidad y gracias a la cual pude tomar grandes decisiones y cambios favorables en mi vida, gracias a la diabetes, creo que ella es una bendición en mi vida porque sin ella no hubiera aprendido a amarme y amar a los demás y muy probablemente no estaría aquí y mucho menos en paz. Gracias diabetes.
Gracias a mi madre Eréndira, mi padre Mundo y mi hermana Gabriela y al resto de mi familia. Gracias a mis abuelos, tíos y primos. Gracias a mi doctor Ricardo y Liuba y mi nutrióloga Ruth. Gracias a mis amigos Deni, Jesús, Victoria, Lalo, Ivan, Juan, José, Daniel, Mariana, Mirey, Nely, Cecilia y Lupita. Gracias a mi mujer y amor Jocelyn.